Los adolescentes en conflicto con la ley que cumplen sanción privativa de la libertad fueron testigos de lo que es vivir en un establecimiento penitenciario y carcelario, pues los protagonistas de la obra durante la función presentaron sus vivencias en este lugar, llamado por ellos mismo como “hostil”. “Ustedes están muy jóvenes para caer en el delito, no sigan nuestros pasos. Están a tiempo de decir No. Cuando se está en la cárcel la familia también lo está. Piensen que ustedes pueden salir a hacer una vida bien hecha”, fueron algunas de las frases que los internos repitieron durante el acto.
Algunos de las conductas en las que pueden incurrir los jóvenes y que fueron expuestas durante el acto están: homicidio, tentativa de homicidio, lesiones personales, tráfico y porte de estupefacientes, acceso carnal violento en persona con incapacidad de resistir, peculado, cohecho, celebración indebida de contratos, concierto para delinquir, terrorismo y genocidio.
Para John Jairo Sánchez, dragoneante de la cárcel La Modelo, encargado de la parte cultural y artística del establecimiento, este espacio tuvo un significado muy especial. “Los internos prepararon esta obra exclusivamente para los muchachos, para que tomen conciencia y no lleguen a la cárcel. El Estado les brinda su apoyo, estoy seguro que ellos pueden salir adelante”, señaló. Por su parte, el interno Adrián Cardona, recluido desde el 2011, indicó que quisieron incluirle pedagogía a la obra para llegar de forma educativa a los muchachos. “No dañen su vida, no la marquen. Para nosotros es un orgullo venir a traer esta obra, tristemente desde nuestra experiencia, pero lo que buscamos es algo positivo en ustedes”, dijo Cardona.
Para el Ministerio de Justicia y del Derecho, este tipo de escenarios promueven en los adolescentes y jóvenes del Sistema de Responsabilidad Penal un proceso de concientización. “Queremos generar en ellos un impacto positivo para reconstruir su proyecto de vida, por eso para nosotros son tan oportunos estos espacios de reflexión”, así lo afirmó Johana Badillo, coordinadora de Política Criminal de Adolescentes y Jóvenes de la Dirección de Política Criminal del Minjusticia.
La obra fue aplaudida por todos los asistentes, entre ellos, María Camila Cuéllar Vanegas, subdirectora de Responsabilidad Penal del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, quien señaló que este tipo de obras y de intercambios lo que le permite a los muchachos del Centro de Atención Especializada es por un lado tener un mensaje de esperanza y además la generación de una de segunda oportunidad.
“Desde el ICBF lo que hacemos es garantizar todos los derechos que fueron vulnerados para esta población, con el propósito de contribuir a su proyecto de vida. Lo que pretendemos en estos centros es brindarles herramientas para vivir su vida, para cambiar, para trasformar no solamente a ellos sino a sus familias y que así puedan tener una inclusión en la sociedad y no una reincidencia por medio de un enfoque restaurativo, pedagógico, y diferencial des sistema de adultos”, dijo Cuéllar Vanegas.
Se espera que este tipo de obra no solo se replique en este Centro, sino que se puede llevar a otros escenarios, tales como instituciones educativas, entre otras, afirmó la funcionaria.